Recomendación


No se recomienda hacer un electroencefalograma en niños sanos con una convulsión febril simple para predecir el riesgo de convulsiones febriles recurrentes ni el riesgo de epilepsia futura y puede llegar a ocasionar sobrediagnóstico y sobretratamiento en algunas situaciones.


Essencial: Afegint valor a la pràctica clínica [Essencial: Adding value to the clinical practice]    (Sociedad Catalana de Pediatría)


La convulsión febril es la forma más común de convulsión en pediatría y afecta al 2-5% de todos los niños entre 6 meses y 5 años. Las convulsiones se clasifican en simples (85% de los casos) o complejas. Las convulsiones febriles simples se definen como crisis tonicoclónicas generalizadas que duran menos de 15 minutos y no se repiten en las 24 horas siguientes. Se dan en contexto de fiebre >38ºC y en niños entre 6 meses y 5 años sin patología neurológica de base y sin sospecha de infección intracraneal o alteración metabólica concomitante. En la evaluación diagnóstica de un paciente sano que ha sufrido una convulsión febril simple, las recomendaciones actuales enfatizan hacer intervenciones mínimas dado que se trata de un proceso generalmente benigno y que ha disminuido mucho la incidencia de meningitis bacterianas a causa del calendario de vacunaciones sistemáticas actual. Con respecto a las exploraciones complementarias, se suele solicitar un electroencefalograma (EEG) para identificar a los niños con mayor riesgo de convulsiones febriles recurrentes o para predecir una futura epilepsia. Según la Academia Americana de Pediatría no está justificado pedir un EEG de rutina en el niño neurológicamente sano que ha sufrido una convulsión febril simple. No hay ningún estudio que haya evidenciado que hacer un EEG en el momento de la convulsión febril o en el mes siguiente sea predictivo de mayores recurrencias o de desarrollo de una epilepsia. Algunos estudios sugieren que ciertos hallazgos en el EEG anormales pueden estar más fuertemente asociados al riesgo de epilepsia, pero que el EEG por si solo no puede utilizarse como base para decidir el tratamiento farmacológico. Según una revisión reciente de la Cochrane, tampoco se ha encontrado evidencia científica de alta calidad sobre el uso del EEG y el momento idóneo para hacerlo en las convulsiones febriles complejas (aquellas que son focales, o que duran más de 15 minutos o que se repiten en menos de 24 horas). El problema fundamental es que no se han encontrado hasta ahora ensayos bien diseñados, comparativos y aleatorizados que permitan apoyar o refutar esta indicación. Las alteraciones generalizadas que pueden aparecer en el EEG están más asociadas con la edad del paciente al realizar el registro que con las circunstancias de la convulsión febril. Sin embargo, un tercio de los pacientes pueden mostrar lentitud anormal en el EEG y en otro tercio se pueden encontrar anomalías paroxísticas focales o generalizadas, que difícilmente se correlaciona con la existencia de una epilepsia posterior. En conclusión, en los niños sanos con convulsión febril simple no se recomienda la realización de un EEG ya que no existe evidencia de que hacer esta prueba ayude a predecir convulsiones febriles recurrentes o el desarrollo posterior de una epilepsia. En estos pacientes se tendrían que intentar hacer si procede las mínimas intervenciones necesarias para averiguar la etiología febril y ninguna otra exploración.


Idioma:

Español

Especialidad:

Neurología,Neurocirugía,Neurofisiología, Pediatria y cirugía pediátrica

Año Publicación:

2017

Tipo de Intervención:

Diagnóstica

Tipo de Recomendación:

Bajo valor

Fuente:

Link to the recommendation on the website of the initiative / Enlace a la recomendación en la página web de la iniciativa