Recomendación


No se recomienda el uso prolongado, de más de 4 semanas, de benzodiacepinas en el tratamiento de los trastornos de ansiedad en las personas adultas por el riesgo de tolerancia, dependencia y efectos secundarios graves (alteraciones cognitivas y de memoria, somnolencia, aumento del riesgo de caídas y accidentes de tráfico) asociados a estos fármacos.


Essencial: Afegint valor a la pràctica clínica [Essencial: Adding value to the clinical practice]    (CAMFIC-Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria)


Los trastornos de ansiedad representan uno de los problemas de salud mental más frecuentes entre la población general y a menudo aparecen en asociación con otras enfermedades mentales. Según datos del 2014, un 18,2% de las personas en Cataluña refieren problemas de depresión o ansiedad y son el segundo problema de salud que más afecta a la calidad de vida relacionada con la salud. En este contexto, el consumo de benzodiacepinas en nuestro entorno ha seguido creciendo de manera progresiva en los últimos años, manteniéndose en muchos casos como un tratamiento de larga duración. En diciembre de 2015, a 84 de cada 1.000 habitantes se les había prescrito una dosis diaria definida (DDD) de ansiolíticos-hipnóticos en Cataluña, una de las cifras más elevadas del mundo. Además, el consumo de estos fármacos se concentra en las personas mayores. Para el tratamiento inicial de los trastornos de ansiedad, excluyendo los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) y de estrés postraumático, las guías de práctica clínica (GPC) actuales recomiendan la utilización de otros fármacos, principalmente antidepresivos, o bien el tratamiento psicológico individual o grupal, mediante terapia congnitivo-conductual, cognitiva basada en el mindfullness, u otras. Estas estrategias han demostrado una eficacia similar en el tratamiento de la mayor parte de trastornos de ansiedad. Las GPC del NICE, la Canadian Agency for Drugs and Technologies in Health y la GPC del Plan Nacional de Calidad recomiendan el uso de benzodiacepinas sólo como tratamiento adyuvante, especialmente en aquellas situaciones en las que se requiera de una respuesta más rápida, como por ejemplo las crisis de ansiedad, la agitación o durante el periodo inicial del tratamiento con antidepresivos, cuando estos fármacos todavía no son efectivos. Sin embargo, las guías coinciden en no aconsejar su uso prolongado (más allá de las 4 semanas) por el riesgo de dependencia, abuso y tolerancia a la medicación y por el riesgo de aparición de efectos adversos, que pueden ser graves, como por ejemplo alteraciones cognitivas y de memoria, somnolencia, aumento del riesgo de caídas y accidentes de tráfico e, incluso, aumento de la mortalidad. Hay que tener en cuenta que estos efectos son más frecuentes y especialmente relevantes en la población de personas mayores, en las que la prescripción de benzodiacepinas se ha disparado en los últimos años. Por otra parte, existen numerosas evidencias que demuestran que es posible la retirada de las benzodiacepinas en pacientes que toman estos fármacos de manera crónica. El método para hacerlo dependerá de la situación de cada paciente. En general, se recomienda cambiar a una benzodiacepina de acción larga, reducir la dosis de la benzodiacepina gradualmente y apoyar el proceso con intervenciones psicológicas. En Cataluña, al 28% de las 818.337 personas mayores de 18 años con diagnóstico activo de trastorno de ansiedad, se les ha prescrito una benzodiacepina durante más de 4 semanas. Asimismo, el 51% de las 190.254 personas de más de 65 años con alguno de estos diagnósticos llevan más de 4 semanas con esta prescripción. Además, el gasto total de benzodiacepinas del año 2015 ha sido de 6.697.311 €, y la prescripción de tiempo prolongado representa una parte muy importante de este gasto (SISAP-Sistema de Información de los Servicios de Atención Primaria, SISAP 2016). En conclusión, no se recomienda el uso prolongado de benzodiacepinas en el tratamiento de los trastornos de ansiedad en las personas adultas por el riesgo de tolerancia, dependencia y efectos secundarios graves asociados a estos fármacos y porque existen otras alternativas terapéuticas efectivas y más seguras.


Idioma:

Español

Especialidad:

Medicina Familiar y Comunitaria, Salud pública

Año Publicación:

2016

Tipo de Intervención:

Farmacológica (no antineoplásicos)

Tipo de Recomendación:

Bajo valor

Fuente:

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