En pacientes con hiperuricemia asintomática no se recomienda tratar con fármacos, salvo que las cifras sean muy elevadas, en tratamientos oncológicos o en presencia de excreción urinaria de ácido úrico por encima de 1.100 mg / día.
Essencial: Afegint valor a la pràctica clínica [Essencial: Adding value to the clinical practice] (CAMFIC-Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària)
La hiperuricemia (niveles de ácido úrico por encima de 7 mg / dl en hombres y de 6 mg / dl en mujeres) tiene una prevalencia aproximada del 5% de la población general. Aumenta con la obesidad, ingesta de alcohol, de alimentos con contenido elevado de purinas (marisco y carne roja) y en trasplantados de órganos sólidos. La determinación plasmática de ácido úrico está muy extendida porque se asume que, aparte de producir gota, se asocia a alteraciones renales, cardiovasculares y metabólicas, aunque la evidencia de su utilidad clínica es escasa. La causa más frecuente es la excreción renal disminuida (menor a 330 mg / día) por alteración renal o fármacos que dificultan la depuración renal (diuréticos de asa, tiazídicos, AAS).
Actualmente, no hay evidencia suficiente para recomendar el tratamiento de la hiperuricemia asintomática para la prevención de la artritis gotosa, la enfermedad renal o los eventos cardiovasculares. Los ensayos clínicos que comparan alopurinol con placebo no muestran diferencias en la tasa de filtración glomerular, creatinina sérica o proteinuria entre el grupo alopurinol y los pacientes no tratados, aunque son pequeños, de corta duración y presentan un alto riesgo de sesgo.
La decisión de iniciar un tratamiento hipouricemiante (p. Ej. Alopurinol, febuxostat) se debe evaluar individualmente en función de los beneficios y riesgos potenciales. Hay que tener en cuenta que, a veces, los niveles séricos de ácido úrico vuelven a la normalidad sin necesidad de tratamiento farmacológico, únicamente con modificaciones en el estilo de vida del paciente (pérdida de peso, disminución de la ingesta alcohólica o dieta pobre en purinas) y con la sustitución del fármaco causante, cuando ello sea posible.
Existe evidencia a favor del uso del alopurinol para tratar la hiperuricemia asintomática en las siguientes situaciones:
La persistencia de niveles por encima de 13 mg / dl en los hombres o de 10 mg / dl en las mujeres, para que estos valores pueden entrañar un riesgo de nefrotoxicidad.
Ante la presencia de excreción urinaria de ácido úrico por encima 1.100 mg / día, porque se asocia con un incremento del riesgo de cálculos del 50%, y se puede prevenir reduciendo la excreción por debajo de 800 mg / día.
En pacientes que deben recibir radioterapia o quimioterapia para prevenir la nefropatía por ácido úrico y otras manifestaciones del síndrome de la lisis tumoral.
Asimismo, el alopurinol puede ser el desencadenante de diferentes efectos adversos, siendo los más frecuentes las erupciones cutáneas, las molestias digestivas, y las alteraciones del perfil hepático. La hipersensibilidad al alopurinol puede producirse entre el 0,1 y el 1% de los que lo toman.
En Cataluña, según datos del Sisapo 2015, el 9% de personas entre 14 y 90 años, con diagnóstico de hiperuricemia asintomática se encuentran con hipouricemiantes.
En conclusión, en pacientes con hiperuricemia asintomática no se recomienda tratar con fármacos, salvo que las cifras sean muy elevadas (a partir de 13 mg / dl en hombres, y 10 mg / dl en mujeres), en tratamientos oncológicos o en presencia de excreción urinaria de ácido úrico por encima de 1.100 mg / día. El tratamiento de elección es el alopurinol y en casos de intolerancia o contraindicación habría que considerar el febuxostat.
Idioma:
Español
Especialidad:
Medicina Familiar y Comunitaria, Medicina Interna
Año Publicación:
2016
Tipo de Intervención:
Farmacológica (no antineoplásicos)
Tipo de Recomendación:
Bajo valor
Fuente:
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